Todo a su debido tiempo se deshoja, cuenta su historia, pasa de estación a estación hasta que se deja caer y suelta las ilusiones a las que se aferra. Es así que la vida puede empezar de nuevo, rica en follaje y maravilla. Eso fue lo que descubrieron el escritor SANTIAGO CEPEDA y el ilustrador JOSE ARBOLEDA cuando le dieron la puntada final a «Deshojando», su primer libro en conjunto. Otras veces se habían reunido a imaginar historias, pero ninguna les gustaba del todo. Un día, tras almorzar y jugar a moldear historias en una librería de su ciudad, lo que más tarde sería «Deshojando» se les atravesó en el camino. A unos metros de la casa de JOSE, en un parque demasiado pequeño para correr o jugar a las escondidas, un árbol había sido derribado por la tormenta de la noche anterior y yacía, aún verde, sobre el césped. —Aquí los árboles se acuestan de día y se levantan de noche— bromeó JOSE, y SANTIAGO vio en esas palabras la semilla de una historia. Con palabras así puede la imaginación hacer del mundo lo que se le antoje. La broma de JOSE había alterado el orden de las cosas —Es como ese haikú de Îo Sôgu— pensó SANTIAGO —»¿Flores volviendo a sus ramas?/ ¡Ah no!/son mariposas.»— . Con eso bastaba para que la historia se presentara ante ellos y les pidiera continuar el dibujo que esas primeras imágenes y palabras habían insinuado. Así nació «Deshojando», una historia aparentemente ingenua pero de una profundidad debidamente disimulada, una historia en la que las imágenes y las palabras se complementan en vez de acompañarse para permitirle al lector jugar con todo el libro, tanto con las ilustraciones, como con las palabras e incluso con el juguete que es el libro mismo. Como podrá comprobarlo cada lector, «Deshojando» es una de aquellas historias capaces de unir y conciliar la espontaneidad infantil con la mediación madura.
deshojando from Jose Arboleda on Vimeo.
