Texturas, personajes, pósters, colores y talento joven con la ilustración de Nina Minina.
Hay artistas a los que seguirle los pasos es un placer, a los que le descubrimos sus primeros trazos y diseño y que luego, con el paso del tiempo, nos reencontramos con su portafolio y vemos el cambio positivo en su producción. Nina Minina es de ese tipo de artistas y por eso es un gusto y un placer mostrar algo de su producción.
A Nina la conocimos hace algunos años, cuando estaba recién graduada de diseño gráfico en la Universidad del Norte y empezaba a alistar maletas para dejar el sabor y calor cordobés (cotdobé, diría ella), para enfrentarse a nuevos retos de vida y color en la no tan cálida Bogotá. Así fue como aterrizó en la animación y luego en el mundo de las agencias de publicidad, pero sin perder de vista la ilustración, ni el lettering, niel cartelismo, campos que le atraen y en los que explora y propone.
Al principio sus trabajos eran cosas para amigos, encargos sencillos locales y una que otra pieza de exploración personal, y así —de línea en línea—, ha ido encontrando y buscando su estilo, explorando en técnicas digitales y formándose en pinceladas de acrílico y acuarela, para así ir construyendo un portafolio que, seguramente, tendremos el placer de seguir reseñando a medida que siga avanzando.
Hoy compartimos algo de la producción reciente en ilustración de Nina Minina, obras en las que muestra su versatilidad en dibujo pero ante todo, su limpieza y exploración sutil en texturas, acompañado de unos acabados finos y casi tiernos, combinando Illustrator con Photoshop, y paletas cálidas que nos recuerda su tierra.
Los invitamos a conocer más de la ilustración de Nina Minina, un talento joven en la ilustración colombiana y una muestra de la gráfica femenina que se ha venido posicionando con fuerza en la escena gráfica de la región.
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